"Han
invadido infinidad de países y promovido golpes de Estado en todos los
continentes. Los últimos: Irak, Afganistán y Libia. Son responsables y
autores intelectuales de innumerables crímenes. Se les ha atribuido la
mayoría de los asesinatos frustrados o consumados de líderes políticos y
religiosos ocurridos durante los siglos XIX y XX. Detrás de los
atentados que costaron la vida a mandatarios
como
William H. Harrison, Abraham Lincoln, Kennedy, Ghandi, Aldo Moro,
Carrero Blanco, Omar Torrijos, líderes negros como Malcom X, el Premio
Nobel de la Paz Martin Luther King y otros muchos crímenes, no es
difícil adivinar la larga mano de la elite globalista. “Una nación que
gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales avanza
hacia la muerte espiritual”, dijo Luther King en referencia a los
Estados Unidos antes de ser acribillado.
Otros personajes públicos molestos para la elite globalista estuvieron a punto de ser eliminados o fallecieron en extrañas circunstancias. En 1835, el presidente de EEUU Andrew Jackson, que se opuso a la creación de un Banco Central privado promovido por los banqueros internacionales, recibió dos balazos que no pudieron acabar con su vida. El investigador Wilhelm Reich, presidente de la Sociedad Psicoanalítica Internacional, murió en 1957 en una oscura celda de Estados Unidos, en plena “caza de brujas” decretada por el senador McCarthy, y su último libro sobre matemática orgonómica que escribió en la cárcel desapareció misteriosamente (Reich había descubierto una vacuna contra las enfermedades radiactivas). El presidente de la petrolera estatal Argentina YPF (antes de su efímera fusión con REPSOL), Estenssoro, y el presidente de AGIP italiana, Enrico Mattei, murieron en sendos accidentes aéreos cuando negociaban acuerdos comerciales que perjudicaban los intereses del cartel petrolero controlado por los Rockefeller.
Tampoco se sabe muy bien por qué aparecieron muertos a balazos, en los años 90, los ecopacifistas Petra Kelly, líder del partido verde alemán y activista anti-OTAN, y su marido Ger Bastian. Kelly había escrito: “no podemos confiar más tiempo en los partidos establecidos”. En el caso del hundimiento del barco de Greenpeace Rainbow Warriors, que protestaba contra las pruebas nucleares en el atolón de Mururoa y que costó la vida algún miembro de su tripulación, no cabe duda de que la bomba fue colocada por los servicios secretos.
La muerte del Papa Juan Pablo I, apenas un mes después de su nombramiento, y la del director de la Banca Vaticana Roberto Calvi, también ha dejado un reguero de incógnitas que conducen a la mafia y a la masonería invisible. Durante el juicio por el asesinato del antiguo líder argelino Mohamed Budiaf, uno de sus verdugos, ex-miembro de la escolta presidencial, dijo: "existe una mafia, una estructura de poder, que está por encima de políticos, militares y opositores al régimen, y que nos sobrepasa a todos". El ahorcamiento legal de Ali Bhutto, presidente de Pakistán y padre de la también asesinada Benazir Bhutto, y el de Sadam Hussein, presidente de Irak, o la muerte de guerrilleros como Ernesto “Ché” Guevara, son otras medallas en la pechera de la elite globalista. Líderes como Fidel Castro, tuvieron más suerte, los intentos de magnicidio fracasaron reiteradamente".
Extracto del libro GOBIERNO MUNDIAL, de Esteban Cabal.
Más información en: https://www.facebook.com/ LibroGobiernoMundial
Otros personajes públicos molestos para la elite globalista estuvieron a punto de ser eliminados o fallecieron en extrañas circunstancias. En 1835, el presidente de EEUU Andrew Jackson, que se opuso a la creación de un Banco Central privado promovido por los banqueros internacionales, recibió dos balazos que no pudieron acabar con su vida. El investigador Wilhelm Reich, presidente de la Sociedad Psicoanalítica Internacional, murió en 1957 en una oscura celda de Estados Unidos, en plena “caza de brujas” decretada por el senador McCarthy, y su último libro sobre matemática orgonómica que escribió en la cárcel desapareció misteriosamente (Reich había descubierto una vacuna contra las enfermedades radiactivas). El presidente de la petrolera estatal Argentina YPF (antes de su efímera fusión con REPSOL), Estenssoro, y el presidente de AGIP italiana, Enrico Mattei, murieron en sendos accidentes aéreos cuando negociaban acuerdos comerciales que perjudicaban los intereses del cartel petrolero controlado por los Rockefeller.
Tampoco se sabe muy bien por qué aparecieron muertos a balazos, en los años 90, los ecopacifistas Petra Kelly, líder del partido verde alemán y activista anti-OTAN, y su marido Ger Bastian. Kelly había escrito: “no podemos confiar más tiempo en los partidos establecidos”. En el caso del hundimiento del barco de Greenpeace Rainbow Warriors, que protestaba contra las pruebas nucleares en el atolón de Mururoa y que costó la vida algún miembro de su tripulación, no cabe duda de que la bomba fue colocada por los servicios secretos.
La muerte del Papa Juan Pablo I, apenas un mes después de su nombramiento, y la del director de la Banca Vaticana Roberto Calvi, también ha dejado un reguero de incógnitas que conducen a la mafia y a la masonería invisible. Durante el juicio por el asesinato del antiguo líder argelino Mohamed Budiaf, uno de sus verdugos, ex-miembro de la escolta presidencial, dijo: "existe una mafia, una estructura de poder, que está por encima de políticos, militares y opositores al régimen, y que nos sobrepasa a todos". El ahorcamiento legal de Ali Bhutto, presidente de Pakistán y padre de la también asesinada Benazir Bhutto, y el de Sadam Hussein, presidente de Irak, o la muerte de guerrilleros como Ernesto “Ché” Guevara, son otras medallas en la pechera de la elite globalista. Líderes como Fidel Castro, tuvieron más suerte, los intentos de magnicidio fracasaron reiteradamente".
Extracto del libro GOBIERNO MUNDIAL, de Esteban Cabal.
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